martes, 31 de mayo de 2011

ARCHAEOPTERYX




Archaeopteryx (gr. "ala antigua"; αρχαιος, archaios = antiguo, πτέρυξ, pteryx = ala o pluma) es un género de aves (las más primitivas conocidas), que vivieron en el Jurásico Superior (hace aproximadamente 155 y 150 millones de años, en el Kimeridgiano), en lo que hoy es Alemania. En      español suele castellanizarse como arqueoptérix.

Archivo:Archaeopteryx lithographica (Berlin specimen).jpg

Los especímenes de arqueópterix son relevantes debido a su morfología transicional y la presencia de plumas bien desarrolladas. Sus características permiten convertirlo en el modelo más claro para estudiar la transición entre dinosaurios y aves. Medían tan solo 35 cm, un tamaño similar al del cuervo, muy pequeño comparado con el rango usual de los dinosaurios no avianos. Se parece básicamente a un dinosaurio terópodo, y presenta rasgos propios de este grupo: una larga cola ósea, presencia de garras en los dedos y de dientes en las mandíbulas. No se sabe con certeza si podían batir las alas con fuerza y realizar un vuelo completo, o sólo un planeo. Se desconoce el color de sus plumas. El ala es, en esencia, muy similar a la de un pájaro moderno, ya que sus plumas eran altamente asimétricas, y las de su cola eran muy gruesas.

La riqueza y diversidad del yacimiento de Solnhofen, en el cual se han encontrado todos los especímenes de arqueópterix, aportó significativos datos sobre la geografía y diversidad biológica de aquella zona en el Jurásico. El esqueleto de los arqueópterix, del tamaño de una paloma, se parecen básicamente al de un dinosaurio terópodo, presentando rasgos propios de este grupo, tales como una larga cola ósea, presencia de garras en los dedos y de dientes en las mandíbulas. Por lo que se ha deducido, el vuelo se desarrolló a partir del planeo, lo que en último término habría permitido desplazarse con rapidez por la capa superior de los bosques, sin tener necesidad de hacer contacto con el suelo. Muy probablemente, los arqueópterix pudieron presentar una dieta a base de insectos y animales pequeños.
Los arqueópterix representan los principales fósiles de los yacimientos de Solnhofen (Alemania). Los primeros se encontraron en 1861 y desde entonces han aparecido un diverso número de hallazgos, diez en total (hasta 1988), aunque algunos de ellos son muy incompletos. Algunos de los especímenes fueron inicialmente clasificados como terópodos, hasta que se observó en ellos la presencia de plumas. El primero que se halló consiste únicamente en una pluma y no se sabe con seguridad si pertenece al mismo género que el resto. Otros especímenes, como el de Berlín, preservan el esqueleto casi completo e impresiones muy detalladas de las plumas de las alas y el resto del cuerpo. Se conservaron en piedras calizas que se usaban para placas de impresión. La piedra se depositó en una laguna cálida y conservó en un gran estado una gran variedad de fósiles, pertenecientes a animales como medusas, gusanos, peces y los propios arqueópterix.
El primer espécimen completo fue anunciado en 1862, tres años después de que Charles Darwin publicara El origen de las especies. Los arqueópterix se convirtieron en una de las tantas pruebas que confirmaron la evolución.



Se han nombrado dos especies: Archaeopteryx litographica y A. bavarica, distinguibles por pequeñas diferencias de tamaño y proporciones.
Recientes y cuidadosos estudios sobre la fisiología de Archosauria revelan que las aves guardan un estrecho parentesco con los pequeños terópodos como el compsognato. Así mismo, los arqueópterix se clasifican como dinosaurios terópodos manirráptores y también, por supuesto, como aves. Sus parientes no avianos más cercanos son los deinonicosaurios, que incluyen al famoso velocirráptor y la forma del Cretácico inferior deinonico.




Los arqueópterix son uno de los hallazgos fósiles más importantes de la historia. Se le describe como una pieza clave en nuestro conocimiento de la evolución de los seres vivos. Es el perfecto ejemplo de forma transicional entre los reptiles y las aves. Comparte características con los reptiles como los dientes, las garras en las manos y una larga cola huesuda, y también comparte características de las aves contemporáneas: plumas, alas y espoleta, entre muchos otros rasgos.


Hoy en día, los fósiles se asignan a una única especie, A. litographica, pero la historia taxonómica es complicada, ya que, a lo largo de los años, este género ha tenido una gran número de sinónimos. Algunos de los especímenes fueron inicialmente clasificados como terópodos, hasta que se observó en ellos la presencia de plumas. En opinión de la mayoría de los paleontólogos, la posesión de plumaje convierte a los arqueópterix en aves. Su edad, 150 millones de años (Jurásico superior), le otorgaría el estatus de ave más antigua que el ser humano conoce. En 1984, Sankar Chatterjee descubrió fósiles que anunció, ya para 1991, que pertenecían a un ave extinta más antigua que los arqueópterix, el Protoavis. No obstante y debido a la deficiente conservación de los restos fósiles, dicho género es considera por algunos como una quimera.
El origen de las plumas constituye un misterio que los arqueópterix no ayudan a resolver, pues las suyas son completamente modernas. Sin embargo, se conocen varios dinosaurios celurosaurianos, estrechamente emparentados con los arqueópterix. Algunos de ellos también presentan plumas (como las descubiertas en el velocirráptor en el 2007 ) y otras fibras de estructura más sencilla o protoplumas. Los dinosaurios emplumados confirman que las plumas se originaron antes que las primeras aves como los arqueópterix. Las plumas, al igual que los pelos y las escamas reptilianas, están formadas por una resistente proteína llamada queratina. Esto ha hecho suponer durante mucho tiempo que la pluma procede de una escama "mellada". Actualmente las pruebas genéticas, paleontológicas y embriológicas favorecen otra explicación distinta que se debe a Prum y Brush: las plumas proceden de estructuras huecas y cilíndricas semejantes a espinas.

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